Paisajes rurales. Vistas de la antigua mina de Coto Bello. Otoño.#Asturias. @TurismoAsturias







Fue el cicloturista «Roxiu», de Moreda, quien indicó a Chechu Rubiera que conociera la montaña allerana. El ciclista gijonés la subió en bicicleta y comprobó la dureza que tienen los 10 kilómetros de su ascensión. Rubiera, desde el mismo alto de Coto Bello, llamó por teléfono a Paco Giner, que fue en su día su director deportivo del Artiach-Kelme, y a Víctor Cordero, máximos responsables de recorridos de la Vuelta, para indicarles que tenían un puerto excepcional para ser final de etapa.

A partir de ahí empezó una serie de inspecciones del puerto allerano por parte de técnicos y corredores, que culminaron con su elección para albergar el final de una etapa de la Vuelta.

Hace treinta años que existe la carretera, 10 kilómetros verticales, 8,27 por ciento de pendiente media, constante, sin remansos, pero sólo hace aproximadamente cuatro que dejó de ser una pista de montaña sin asfaltar, de grijo y barro, impracticable.

La historia del puerto de Coto Bello está marcada por la minería, pues fue una mina a cielo abierto de Hunosa, en la que la empresa minera creó una carretera de acceso para transportar el carbón en enormes camiones.

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